Ciro Orestes.

• Nombre y apellidos: Ciro Orestes
• Raza: Kirathíes, señores de las temperaturas.
• Hablidades:
-Ekrixinesis: habilidad que produce una pequeña chispa o explosión en un punto concreto. Incompatible con Atherinesis.
-Crioginesis: capacidad contraria a Atherinesis, haciendo descender la temperatura de un objeto inerte o un punto concreto de forma progresiva hasta alcanzar un máximo de -60ºC.
-Visión térmica: habilidad que consiste en abandonar la visión normal para adaptar los globos oculares a percibir la energía infrarroja que percibimos como calor.
• Edad: 34
• Sexo: Hombre
• Lugar de nacimiento: Kenás
• Nacionalidad: Aeltheo
• Clase social: Gobernante de Aelthim/Alta burguesia
• Orientación sexual: Heterosexual
• Ideología: Hedonismo
• Creencia religiosa: Decateísmo
• Diezmo: Riathoren: Tierra. Honor, valor, victoria, artesanos.

¿Que se puede esperar de un chiquillo de apenas 8 años cuando su madre muere y su padre decide entrenarle en el ejército? Seguramente ese pequeño niño, que no entiende que esta pasando el por que de todo aquello, acabe muerto, mal herido o desaparecido. Solo unos pocos consiguen salir adelante, solo unos pocos se acostumbran a esa vida y se convierten en los mejores, pero el convertirse en los mejores tiene un alto precio. No tener moral, no tener miedo a la muerte, olvidarte de tu vida anterior y lo más importante, cuidar tu corazón o dejarlo al resguardo de alguien...sustituyéndolo por coraje y pasión.

Cuando Ciro observo como su padre le sacaba de palacio para internarle donde los soldados, que ya desde que nacían prácticamente eran entrenados dado que era una tradición el que los hombres tuvieran una educación militarizada ya que su familia y en la sociedad que vivia no había tanta diferencia de genero, sus sospechas fueron confirmadas cuando su padre le alboroto su cabello negro y sonrió con tristeza sabiendo que seria la ultima vez que vería a su hijo en unos años, aunque ninguno de los dos se imaginaria la tragedia por la muerte de el padre de Ciro, ya que el asesinato del gobernante de Aelthim a día de hoy seguía siendo un suceso que no se sabia solucionar y el cual Ciro seguía buscando justicia.

El niño lloraba en silencio el notaba en su pecho como algo se comprimía y como era protegido por una nueva coraza de coraje. El padre al ver a su hijo se arrodillo en el suelo y agarro su cara entre sus manos haciendo que le mirase a los ojos- Ciro Orestes -limpio el rastro de lagrimas y le volvió a mirar-Jamás llores, eso muestra debilidad y un Orestes jamás será débil.-miro a los hombres y estos se alejaron dejándoles intimidad-Quiero que seas el mejor, quiero que luches y quiero que aprendas todo lo que puedas...hazlo por este viejo-El pequeño Ciro asintió-Te lo prometo papa...- y sin poder evitarlo se lanzo a el cuello de su padre abrazándole por ultima vez. El padre le abrazo unos instantes antes de apartarle de el y besar su frente-Nunca te arrodilles ante nada hijo mío, demuestra que tu mereces ese poder- Ciro pataleo, grito, lloro y lucho cuando los soldados le internaban en el campo que seria su hogar durante mucho tiempo.

Los días pasaban y Ciro parecía un títere controlado por los soldados, iba a clases, luchaba y se hacia mas fuerte sin que el lo supiera. Meses fueron los que pasaron para que el pequeño Ciro empezase a salir de su cascaron, las clases le resultaban fáciles y en la lucha era el mejor de todos los niños que se encontraban como el. Los soldados decían que en el cuerpo a cuerpo era algo increíble para su edad. Ciro escuchaba esos comentarios y se acordaba de su padre de lo que le había prácticamente ordenado...Seria el mejor, volvería a su casa como un hombre, un hombre que tenia unos deberes ya que la familia Orestes después de la subida de las empresas y del poder se habían convertido en gobernantes de una ciudad que los necesitaba.

GANA CIRO ORESTES!- un muchacho de unos 20 años alza el puño de forma victoriosa mientras escucha los aplausos a su alrededor y el vitoreo de esos que eran sus compañeros-Y ya van 10 seguidas...alguien mas se atreve?-alza sus brazos en forma de cruz y mira alrededor con esa mirada retadora y prepotente de saber que nadie le vencería por lo menos en ese lugar....

4 años después...

Un Ciro ya adulto con el uniforme a la medida puesto, giro sobre sus talones para ver a uno de los niños que estaban entrenando correr hacia el. Ahora era mas fuerte, mas rápido, mas astuto, mas ágil...era el guerrero perfecto. Uno de los niños que acababan de terminar el entrenamiento se acerco a el. Todos en ese lugar sabían quien era Ciro y quien seria en un futuro por eso el respeto en general era absoluto. Había recibido noticias de su casa, de su padre y de la familia que le habían ayudado desde que el estaba fuera, muchos cambios pero tenia la sensación que era el momento de volver.

-Si Tobias?-sonríe levemente dejando ver como ya los años le habían curtido...algunas cicatrices, golpes y disciplina se apreciaban en el-Tiene un mensaje, las doncellas me hicieron llamarle-Asiente lentamente y mira al niño recordando sus tiempos de aprendizaje-entrena fuerte -le pasa una de las espadas de madera y le revuelve el cabello dejando que el niño empezara con su entrenamiento, quizás los niños era su único punto débil, no podía evitar sentirse identificado con ellos.

Sus pasos solo dicen una cosa, respeto y lealtad hacia el gobierno que juró proteger.-La próxima vez hacéis vuestro trabajo y no mandáis a un niño-Miro a las doncellas que asintieron y aunque su tono fue de mando y orden el mismo sabia como reaccionar y responder a cada persona.-Le llego carta de palacio-dijo la mas anciana de todas, esa mujer le había preparado todos los dulces del mundo cuando era pequeño por eso mismo la pidió para su servicio cuando tuvo esa clase de poder.-Gracias-Besó la mano de la anciana antes de recoger la carta con el sello de su pueblo, una sensación extraña recorrió su cuerpo haciéndole tensarse y sonreír a la vez mientras la carta era abierta por sus dedos oscuros por los rayos del sol.

...-Segundos pasaban y el releía las palabras de su progenitor una y otra vez, escuchando de fondo los gritos de los hombres a los que un día tendría bajo su mando. Suspiró y dejó que su cuerpo se relajase lentamente, sabia que las doncellas estaban esperando aquel momento, prácticamente le habían visto crecer y sabían lo que deseaba Ciro en ese momento.

-Vuelvo a casa-dice simplemente girándose mientras cuadraba los hombros, las mujeres le observaban sin saber que decir ante su pose seria-No me daréis un abrazo?-sonríe dejando ver los hoyuelos que caracterizaban sus mejillas.-Preparad mis ropas y armas traedme a Shhihâb.-Creció con ese potro al que cuido como un hermano por eso decidió llevárselo y no dejarlo a cargo de los guardias.

Con todo su equipaje en una carreta tras el, emprendió la marcha hacia el centro de su ciudad, estando el prácticamente aislado de la civilización cosa que no le impedía salir de vez en cuando y ser uno mas junto a sus compañeros...ahora soldados a su cargo. Cuando observo a lo lejos como el palacio sobresalía no pudo controlar las ganas de llegar, notando como el niño pequeño de 8 años volvía a resurgir en ese momento en el que, junto a su caballo, se acercaba a su casa... aunque no espero encontrarse con un... “problema”.

-¿Quién eres tú?-Miro a la niña que estaba frente a el una vez que bajo de su caballo frente a las puertas de la que fue y seria su casa de ahora en adelante. Era una niña de no mas de 16 años quizás menos parada frente a el sin ningún atisbo de miedo hacia el. Carraspeo una vez la analizo de arriba abajo sin ningún tipo de pudor, dado que las costumbres en su pueblo era de igualdad para ambos y no pensaba que el mirarla estuviera mal. Era hermosa no cabía duda de aquello, alta, no tanto como el pero para ser mujer tenia bastante estatura y mas a su edad, delgada pero se notaba como su cuerpo se iba definiendo y como seguramente preparándose muchos de los muchachos de la ciudad caerían a sus pies, desde luego era de las ...mujeres mas bonitas que había visto, sus rasgos, sus ojos...esos ojos que le estaban observando directamente cosa que le hizo volver en si.

-Ciro Orestes-se presenta mirando después detrás del hombro de la niña-Un placer, discúlpame niña-su sonrisa de lado junto a la risa picara fue lo único que recibió aquella niña...aquella niña que se convertiría en su mujer años después y que tantos dolores de cabeza le traería, aunque la amaría con todo su ser y protegería de todo lo que se antepusiera a la felicidad de...Ashea.

-Padre!- una risa verdadera, fresca y transparente dejando ver la felicidad en su voz, pocas veces se le escucho reír así.-Hijo-ambos juntaron sus manos con fuerza antes de atraerse y abrazarse. Ciro notaba como los años pasaron por su padre siendo ahora el, el que le sacase la diferencia de altura y la fuerza-Tengo tanto que contarte-Golpea el hombro de su hijo una vez mas antes de hacerle entrar en palacio. Observó todo a su alrededor, poco había cambiado pero el estar en casa era ya algo asombroso para el.

-Padre...quienes son ellos?-Al escuchar unos pasos Ciro giro y vio de nuevo a esa niña junto a dos personas mas, por eso pregunto.-Son mis amigos Ciro, ellos me ayudaron con las empresas y el gobierno...-El padre de Ciro observo como su hijo no quitaba la vista de Ashea cosa que le causo gracia-14 años tiene Ciro...tu 24, no crees que es muy joven?-susurro el padre de familia a su hijo haciendo que Ciro riera-Si es la adecuada...nunca es pronto, pero...dejemos que crezca-Después de esto, todos se presentaron dejando claro de nuevo los deberes de cada uno.

El tiempo pasaba despacio y rápido a la vez, Ciro seguía entrenando aunque algo menos ya que necesitaba saber todo sobre el gobierno y como suceder a su padre cuando el muriera. Cada día veía a Ashea y como predijo el primer día, cada muchacho de la zona caía a sus pies, quizás el era el único que se mantenía fuera de todo eso, simplemente jugando con ella, sacándola de quicio o arrinconándola para ponerla nerviosa de vez en cuando. Sabia que ya no era una niña, muchos hombres de la guardia habían intentado acercarse a ella, incluso alguno se llevo algún que otro puñetazo por parte de Ciro al intentar propasarse con ella sin su permiso...Jamás se obliga a una mujer a nada, era lo que decía por cada golpe que daba. El sabia que Ashea seguía siendo virgen y el se encargaba de que ningún hombre cambiase aquello...ningún hombre salvo el, como ocurrió en el cumpleaños de ella un año después de encontrarse por primera vez, por mucho que ella le mirase con odio, un odio fingido que no sabia por que era, el sabia que era una fachada...algo que solo guardaba la pasión y la fuerza de aquella niña que se empezaba a convertir en mujer. Ninguno hablo de aquello, aunque los encuentros se repetían nunca cambiaba nada, Ciro sabia que no era el momento, necesitaba que ella se enamorase de el o que mostrase algún tipo de interés, que supiera a que se atenía si aquello pasaba, la dejaría crecer hasta que ella decidiera por que dos cosas tenia claras... Ashea era preciosa y era demasiado lista, sabría decidir que hacer.

CIRO! –Uno de los soldados amigos de Ciro entro en la estancia rojo por el esfuerzo de la carrera.-Tu padre, rápido!-sin decir nada Ciro corrió donde el soldado señalaba adelantándole al ver a su padre en el suelo del patio trasero-PADRE!-se tiro al suelo junto a Ashea, el padre de esta y los soldados que no sabían que había pasado-Como fue! Quiero al culpable, desplegaos, AHORA!- jamás se le había visto levantar la voz, jamás se le había visto derrotado como ese día...el día en el que el cuerpo de su padre solo era una mancha roja cubierta por una túnica de las mejores telas. Le habían asesinado...los rebeldes en desacuerdo con el gobierno habían actuado, colándose en palacio aprovechando en que la seguridad no era muy alta ya que nunca hubo necesidad de aquello. Los soldados no lograron atrapar al culpable de aquello, solo encontraron sacos y alguna que otra mancha fuera de palacio sin que sirviera de nada.

Pasaron los días y Ciro no podía hacer mas que castigar al culpable de aquello, su padre permanecía junto a los sacerdotes ya que ellos se encargarían del cuerpo. Se volvió prácticamente loco, mando investigar por todo el pueblo, murieron varias personas que por la simple rabia de Ciro fueron castigadas por crímenes menores...

Ahora Ciro era el gobernante de aquel palacio y de aquel pueblo...las habilidades propias sin saber por que fueron mas fuertes quizás la rabia, el rencor...cada vez que salía una chispa de sus manos sentía como se quemaba por dentro, la única que conseguía calmarle era Ashea, que tenia aquella niña, se preguntaba Ciro...

Al paso del tiempo fueron llegando mejores tiempos, Ciro fue creciendo mentalmente, superando lo de su padre aunque el sabia que nunca se quedaría tranquilo sin saber el culpable de aquello y sabia...estaba seguro de que el tener a su lado a Ashea le había dado la paz que necesitaba, ella era el equilibrio de el y sabia que Aelthim estaría resguardado mientras su otra mitad no se desquebrajara.

-"Hay dos tipos de personas en la Tierra, aquellas que se elevan y aquellas que se inclinan." Es una cita que se encuentra bordada a mano con las mejores telas que dispone y esta colocada en la zona de rezo.

-Tiene un brazalete de metal con el escudo del pueblo de Kenás. ESCUDO

-Es rebelde, juguetón, demasiado apasionado y desafiante, cosas que no tiene vergüenza en mostrar aunque Ciro enfadado no es algo agradable de observar.

-Le encanta discutir con su mujer.

-Tiene un caballo negro llamado, Shihâb que significa, Llama de fuego. SHIHÂB