Cultura, Ideologías y Religión

El fin máximo de la vida es disfrutar, exprimir las experiencias que ésta pueda otorgar. Es una forma de pensar muy ambigua y de débiles fundamentos, presentándose sus seguidores como gente de mente abierta (generalmente con la excepción de esas ideologías que ponen en peligro su estilo de vida), pero sin los conceptos de bien o mal definidos, incluso negándose a la existencia de estos de per se. Sin embargo, sus miembros no son necesariamente pervertidos, ni mucho menos tienen por qué buscar la provocación de los otros en sus acciones. Era propia de los habitantes de Kenás y se expandió con las conquistas del Imperio kirethés. Hoy en día está presente en todo el Oriente y, al ser materialista, teniendo bastantes seguidores entre las clases pudientes, sobretodo entre los kirathíes.

Su estilo de vida está basado mucho en las apariencias, pero con un trasfondo mucho más profundo, considerando que “lo correcto, es lo correcto”. Influenciados por las antiguas tradiciones ahädias, donde surgió, son defensores de los modales, la monogamia y la mayoría de ellos rechazan el sexo o el amor entre miembros del mismo sexo. La visión de la vida está más centrada sobre el deber y el respeto, teniendo marcados los conceptos de familia y de grupo o sociedad. En ocasiones buscan el bien común, pero sin perjudicar sus propios intereses. Es la forma de pensar predominante en Ahäd, y en Aelthim está presente en todas las clases sociales.

Una ideología joven, en comparación con el resto. Surgida entre el proletariado, la mayoría de sus adeptos son de las clases medias y bajas. Están en contra del sistema establecido y buscan unas mejores condiciones para los trabajadores y para el pueblo, sin estar en contra del proceso industrial, sino de quienes lo dirigen. Entre ellos comienza a expandirse la fe ekrahetista, ya que responde más a sus ideas e intereses, y por ello están en contra del diezmo que están obligados a pagar independientemente de sus creencias. Sin embargo, esta forma de pensar no agrada entre los burgueses y las clases pudientes, y varios han sido los encarcelados por realizar actos vandálicos en favor de estos intereses.

Basándose en la forma de vida de los kratora, es una ideología que valora mucho más el contacto con lo natural y que suele tener amplia relación con las creencias de esta raza. Rechazan el proceso industrial porque destroza en su desarrollo el medio, los bosques y destruyen ecosistemas, como sucedió en Ilthie. Sus miembros suelen ser algo ascéticos y buscan no financiar el proceso industrial ni consumiendo los productos elaborados por estos medios, ni trabajando para ellos; sin embargo, muchos no tienen otra opción que ser empleados de fábricas. La mayoría de sus seguidores son kratora, teniendo poca repercusión entre las otras razas.

Durante la Edad Primigenia se desarrolló una religión que seguían prácticamente todos los humanos y que se expandió durante el periodo glacial, aunque fue sustituida pronto en algunas zonas. Estaba basada en una tríada de dioses, sin carácter sexual, cuyos atributos eran lo espiritual y el alma, lo material y el cuerpo, y el tiempo, respectivamente, y cuyos nombres variaban de un lugar al otro, pero presentando características prácticamente idénticas. A mayores, cada región tenía dioses menores locales, relacionados tanto con conceptos o fenómenos naturales como con elementos, y que se presentaban como mujeres, hombres o animales.

La antigua religión persistió en Aelthim y Darathim hasta la conquista por parte del Imperio, cuando fue sustituida paulatinamente por el decateísmo, y en Ahäd hasta que apareció el ekrahetismo.

El decateísmo actual tiene sus bases en las creencias que los keneses desarrollaron durante la Edad Oscura, a las cuales añadieron parte de las propias de los thoreses, creando la religión conocida hoy en día. El decateísmo, como indica su nombre, está basada en la existencia de diez dioses, cinco varones y cinco féminas, a los que se les atribuye un elemento a cada uno y varios conceptos:

Divinidades femeninas

Divinidades masculinas

Además, en el decateísmo existen los denominados Paladines, personas bendecidas por los Dioses y con ciertos atributos y poderes particulares que, al morir, van a ocupar su lugar junto al Dios del que dependen jerárquicamente. Cada uno tiene jurisdicción sobre un concepto o evento (venganza, amor, partos, etc.) o es patrón de un determinado grupo (navegantes, tejedores, cazadores, etc.). Sin embargo, los teólogos afirman que no ha habido ningún Paladín desde hace siglos y, por lo tanto, no ha habido ninguna modificación de la lista elaborada en el Imperio desde entonces.

Durante toda la Edad Imperial, la religión se administraba desde Essalla, la antigua capital del Imperio kirethés, dividida en diez capillas, una dedicada a cada dios y con un Sumo Sacerdote a la cabeza. Sin embargo, con la independencia de Aelthim, se rompieron también los lazos con dicha jerarquía y las capillas del nuevo estado se volvieron autosuficientes, siendo así que hoy en día hay dos comunidades, administradas desde Thelessea y Sagarís cada una. El decateísmo es la religión predominante tanto en Kireth como en Aelthim (donde todo ciudadano está obligado a pagar el diezmo) y es una importante minoría en Ahäd (alrededor de un cuarto de la población).

El ekrahetismo es una religión con un fundamento base: todos los seres humanos nacen en igualdad, independientemente de la nación, raza o cualquier otra índole, y, por lo tanto, todos merecen las mismas oportunidades con la vida. Su existencia gira en torno a la creencia en un solo dios, llamado Ekrat (versión corta de ”Eqhrähtah”, que en ahädio significa aquel que nos crea iguales), el cual es justo sobre todas las cosas y, al morir, nos juzgará a todos en función de nuestras acciones en vida, premiándonos o castigándonos en el más allá. También se le caracteriza como alguien benevolente que perdona a aquellos que estén sinceramente arrepentidos de sus malos actos.
Se desconoce exactamente quiénes, cuándo o dónde surgió, pero se sabe que fue en algún lugar al norte de Palahäd en torno al año 450. En un principio fueron pequeños grupos quienes lo adoptaron, pero pronto comenzó a propagarse por las clases medias y bajas. Hoy en día es la religión mayoritaria de Ahäd, habiendo aumentado su presencia en Aelthim, sobretodo en las clases inferiores, aunque siguiendo de lejos al decateísmo.

Durante todo el periodo de aislamiento de los kratora, surgieron diferentes creencias entre las múltiples tribus que poblaban el archipiélago, aunque con características similares. Todas ellas hablan de la comunión con la naturaleza, del cuidado de ella, incluso de miedo a poder ofenderla. La naturaleza suele presentarse como un ente que regula la vida en la tierra, teniendo todas sus acciones un sentido, aunque la capacidad humana no llegue a comprenderlas. Sus seguidores suelen estar a favor del aprovechamiento equilibrado de los recursos que podemos encontrar en la naturaleza y son firmes detractores del proceso industrial. Sin embargo, no hay figuras importantes que sigan esta ideología, pues es prácticamente exclusiva de los kratora, y es raro que un kratora tenga una creencia diferente; por lo tanto, está presente en todos los archipiélagos, pero sólo de forma minoritaria.

El ateísmo es casi tan antiguo como las religiones organizadas, quizás por ser, en teoría, la antítesis de ellas. Pese a todo, nunca fue una creencia muy mayoritaria. Las cifras del agnosticismo y del deísmo son aún menores, ya que se ha visto que, generalmente, han terminado siendo arrastrados por una de las religiones ya establecidas. Sea como fuere, ninguna de estas corrientes tiene una institución o una organización firme y, juntas, no superan el 5% de la población global.

Actualmente existen tres idiomas diferentes en los distintos archipiélagos, todos derivados de la lengua primigenia que se hablaba en Aelthim antes de las Migraciones y de la cual no quedan vestigios. Posteriormente, en Aelthim y Darathim se hablaron dos idiomas muy similares, antes de que la lengua kirethesa se impusiera, así como en Saahäd se hablaba el bajo ahädio, cuyo último hablante nativo desapareció en el 834.